Cuando nos comprometemos a una dieta, a menudo comenzamos con una actitud intransigente tal como "¡esta vez lo voy hacer, cueste lo que cueste!" Y hacemos un buen trabajo por un par de semanas...tal vez. Pero luego nos caemos del carro en algún momento u otro, y tomas meses volver a subirse.
Las personas, en un esfuerzo por perder peso tan rápido como sea posible, a menudo deciden eliminar por completo sus alimentos favoritos (que por lo general tienden a ser alimentos "incorrectos") mientras tratan de reconstruir su dieta con ensaladas y un tupido follaje: el alimento "correcto".
El mayor problema con esta mentalidad es muy simple: no funciona. Las personas con esa actitud de todo o nada no disfrutan de su dieta ni la cumplen por mucho tiempo y, al final, no pierden peso.
No caigas en esta trampa: comer un poco de la comida que disfrutas evitará que te vuelvas loco(a) en el instante que un grano de azúcar toca tu lengua. Verás que tu apetito y los antojos se frenan y tu fuerza de voluntad se fortalece.
Perder peso consiste en practicar un estilo de vida saludable, no se trata de morirse de hambre. Cuanto más razonable sea tu dieta, será más probable que la conviertas en un hábito y hallarás que no sólo pierdes peso, sino que también mantienes tu nuevo peso.
Recuerda que perder peso es simplemente que mar más calorías de las que consumes, y no se pueden quemar más calorías sin hacer ejercicio con regularidad. Combina tu dieta con un régimen motivacional y coherente de ejercicios, y mira cómo pierdes peso, y cómo no lo recuperas.
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